domingo, 6 de septiembre de 2009

El mejor «roadshow» que jamás hizo el piloto ovetense




La jornada protagonizada por Fernando Alonso en Oviedo estuvo salpicada de numerosas anécdotas. Tras el espectáculo, el piloto ovetense disfrutó de una comida en la plaza de Trascorrales en la que mostró su enorme satisfacción y felicidad por el acontecimiento que había vivido unos minutos antes. A la comida asistieron, además del piloto, su padre, José Luis Alonso; el representante, Luis García Abad, miembros de la escudería Renault desplazados a la exhibición, miembros de la organización y varios representantes del Ayuntamiento de Oviedo, encabezados por Gabino de Lorenzo.
Fernando Alonso aseguró a los presentes que había sido el mejor «roadshow» que jamás había protagonizado con Renault en una ciudad y que había disfrutado de lo lindo con él. El grado de euforia que alcanzó Alonso durante la exhibición automovilística le llevó a pararse ante una espectadora en plena calle Uría para pedirle la cámara de fotos cuando iba en el kart. Con la cámara en la mano y haciendo fotos siguió conduciendo y se puso a hacer «ochos». Igualmente repitió el gesto en la siguiente vuelta, pero cogiendo una cámara de vídeo de un espectador. Alonso expresó su deseo de tener esas fotos y ese vídeo porque nunca antes lo había hecho y tiene curiosidad por ver qué salió. LA NUEVA ESPAÑA hace un llamamiento a los poseedores de esas imágenes para que se pongan en contacto con este periódico y así poder cumplir los deseos del piloto. Entre los asistentes a la comida con Alonso, el comentario general fue que la buena campaña de información municipal concienció a la gente, que acudió al circuito urbano sin colapsar la ciudad. Fernando Alonso se fue del circuito urbano envuelto en el anonimato. Como la estrellas del rock que huyen en furgoneta nada más apagarse la última nota, el piloto salió por la parte trasera del teatro Campoamor. Ninguno de los cientos de aficionados que paseaban por la calle Diecinueve de Julio reparó en la Renault Espace negra que se escabullía entre la multitud. Los fans todavía aguardaban por un último saludo del ídolo, pero la seguridad aconsejaba salir a escape para prevenir aglomeraciones. Además, tenía el tiempo justo para darse una ducha antes de acudir a Trascorrales para la comida con el alcalde, Gabino de Lorenzo. Sólo un par de minutos antes había cubierto a pie los pocos metros que había desde la plaza de la Escandalera hasta el lugar donde le esperaban con el motor arrancado. «He hecho todo lo que he podido y la verdad es que la gente se ha volcado», dijo el piloto nada más bajarse del monoplaza, todavía algo alterado por una mañana de emociones fuertes. Fue muy distinto a una carrera y desde el coche pudo fijarse en el espectáculo que también ofrecían los miles de seguidores que acudieron a Oviedo. «Había muchos aficionados, en los balcones, en los portales, también muchísimos niños. Ha sido una experiencia inolvidable. Siempre la tendré en el recuerdo». Al piloto no se le acababan las palabras de elogio tras un espectáculo que no terminaba de materializarse en Oviedo. «Llevábamos intentando hacer esto desde 2003 y después de seis años lo hemos conseguido. A veces vale la pena esperar por ciertas cosas y hoy (por ayer) ha sido un día de los buenos». Todo salió a pedir de boca en lo que algunos bautizaron como el Gran Premio de Oviedo. Sin incidentes y en una jornada radiante, la ciudad ofreció su mejor imagen a través de la televisión. «Ha sido un gran día para mí y creo que también para la ciudad porque Oviedo se ha puesto en el mapa del mundo. Con esta exhibición estará en televisión en todos los sitios», contaba el piloto sin detener el paso mientras se acercaba al paddock del Campoamor. A más de 200 por hora, el circuito urbano se le quedó cortó. «Son calles muy pequeñas, muy estrechas y muy cortas. Aceleraba subiendo por Toreno y en un segundo o dos estaba en la plaza de América. Pero bueno, el caso era hacer mucho ruido, mucho humo... que hubiese espectáculo». Y también hubo mensaje para la afición. «La posibilidad de cambiar de equipo siempre existe, este año también, pero ellos siempre serán la marea azul porque van con las banderas de Asturias. Los pilotos ya sabemos dónde están en todos los circuitos». «Fernando, ¿qué te parece que la FIA haya citado a Renault ante el Consejo Mundial para declarar por el presunto arreglo del Gran Premio de Singpur?». La pregunta resonó en el teatro Campoamor, por fin algo que llevarse a la boca en una rueda de prensa un tanto almibarada. El piloto, que nunca rehúye preguntas, ya estaba lanzado. Iba a contestar cuando el hombre de Renault España que conducía la comparecencia zanjó la situación. «La escudería ha hecho un comunicado y no habrá más declaraciones hasta entonces», cortó. El piloto se quedó con las ganas y un tanto sorprendido. Tiene cuajo de sobra para no meterse en líos por una simple pregunta y ni siquiera en las carreras necesita esos capotes. El momento no llegó a ser tenso porque la fiesta estaba a punto de comenzar. Y Fernando Alonso por fin empezaría a disfrutar. A paladear lo que siempre creyó un sueño inalcanzable pero que ayer se hizo realidad. En el escenario del teatro andaba algo rígido. Estaba ansioso por saltar al ruedo y entregarse a la afición. Fue ponerse el casco y transformarse. El comentario de ayer era unánime: la afición disfrutó, pero el que mejor se lo pasó fue el piloto. Nunca defrauda a su afición. No lo hace cuando sale al balcón del Ayuntamiento al acabar la temporada. Y ahí sólo tiene un micrófono para agradecer el apoyo. Ayer lo hizo en lo más parecido a un circuito que puede haber en Oviedo. Dejó todo tipo de gestos para la galería y se encargó de remarcar la excepcionalidad de la exhibición. «Un espectáculo como éste lo han tenido menos de veinte ciudades. Y una es Oviedo». En un momento emotivo, cuando recibió la placa de la calle que llevará su nombre, se acordó de su abuela, fallecida recientemente. «Se me viene a la cabeza la gente que ya no está con nosotros, familiares que nos estarán viendo desde arriba». Las pasadas con el R28 fueron espectaculares, 750 caballos desbocados por las calles de Oviedo. Pero el espectáculo con el kart de 125 centímetros cúbicos fue de los grandes. Sin puntos en juego, con la tensión de las carreras aparcada, se dedicó a disfrutar sin miramientos. Soltó las manos, dio trompos, saludó y hasta hizo fotos en marcha. Ya habrá tiempo para preocuparse la semana que viene, cuando viaje a Monza para el último Gran Premio europeo, antes de partir hacia Singapur. La cita italiana se promete intensa. El jueves, el Banco Santander presenta su alianza con Ferrari. Patrocinará a la escudería las próximas cuatro temporadas. En la casa roja se estrenará Fisichella, una vez resuelto el agujero que les había creado Luca Badoer con sus nefastas actuaciones. Pero al que de verdad esperan en Italia es a Fernando Alonso. El compromiso con Ferrari es un secreto a voces, aunque queda por resolver la salida de uno de sus pilotos actuales. Raikkonen tiene todas las papeletas, a pesar de que en las últimas carreras ha conseguido los mejores resultados de la temporada. Dos podios y una victoria animan al finlandés. «Tengo contrato con este equipo; pero si no sigo, no me faltará un volante en la Fórmula 1». Palabra de Kimi.

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Siguen los ecos de la exhibición de Fernando en Oviedo, ya sabéis La Nueva España está esperando por los propietarios de las cámaras que tomó fernando y ha hecho autograbación ya que quiere ver qué salió, si os da vergüenza os las llevo ya jaja, estamso con la resaca del fiestón que nos dimos, Fernando ha visto, de nuevo en su ciudad , que estamos muy orgullosos de él, como hemos visto lo está él de nosotros, le han preguntado por la comparecencia de Renault pero hay orden, en renault, de no hablar de ello, así que chitón, mientra Kimi sabe que el próximo año tendrá volante, esté donde esté

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