domingo, 22 de marzo de 2009

Hamilton resucitará el espíritu de Senna en Goodwood




A finales de los 80, en plena era de cambios federativos en los motores, un bólido rojo y blanco imponía su ley en el mundial e implantaba el miedo en los adversarios: el McLaren-Honda MP4-4. Un prodigio de la ingeniería y el diseño que, junto con las manos de Alain Prost y Ayrton Senna, monopolizó casi todo el mundial de 1988.

De las dieciséis carreras de ese año, el MP4-4 ganó nada más y nada menos que quince. Ayrton Senna se hizo con aquel inolvidable mundial en la última carrera, disputada en el urbano trazado de Adelaida, en Australia. Veintiún años después, otro campeón del mundo, Lewis Hamilton, pilotará ese mismo monoplaza en la fiesta de la nostalgia, el Goodwood Festival del presente año. El primer coche con el que el genio y mítico piloto brasileño ganó su primer título del mundo será conducido ahora por el inglés, el campeón más joven de la historia. El pasado y el presente de la Fórmula1, una vez más, se dan la mano.

MP4-4, el coche más exitoso de la historia

Fueron Gordon Murray (director técnico de diseño) y Steve Nichols (recién fichado por McLaren tras el abandono de John Barnard) quienes idearon este monoplaza, sobre la base del Brabham BT55 de 1986. Los mil quinientos centímetros cúbicos de su motor Honda turboalimentado, de seiscientos ochenta y seis caballos de vapor (a doce mil quinientas revoluciones por minuto) lograron casi doscientos puntos, quince victorias y otras tantas primeras posiciones en parrilla en un solo año. Hasta en diez ocasiones el equipo McLaren logró un doblete en ese mundial. Los rivales casi no se lo podían creer. La paliza sobre Ferrari (segundo clasificado en el mundial 88) la cuentan los números: ciento treinta y cuatro puntos de diferencia. Todo un universo entero. Sólo si todos los equipos de aquel mundial hubieran unidos sus fuerzas y hubieran sumado sus puntos, superarían a McLaren; y lo harían por tan sólo tres míseros puntos.

Uno de los secretos de este bólido fue su reducida altura y la colocación del conjunto del motor, tan abajo como permitían los reducidos tanques de combustibles (de ciento cincuenta litros). Eso posibilitó que el aire llegara más limpio al alerón trasero, asegurando un agarre extra que Murray tuvo tiempo de desarrollar a conciencia anteriormente en Brabham.

Tras los cuatro insípidos años de contrato con TAG Porsche, Honda parecía dar al equipo un corazón nuevo que explotar al máximo. La ilusión regresó. Todo el personal trabajaba con buenos ánimos y en perfecta armonía, en la fábrica y en la zona de pruebas. Aunque llegaron los últimos en la pretemporada (cuando el resto ya empezaba a empaquetar sus bólidos para llevarlos a la primera carrera) ya desde aquellas tardías pruebas se dieron cuenta de que tenían una auténtica bomba en sus manos. El resultado fue un coche perfecto, si es que ese concepto puede existir: cuanto más se le pedía, más daba. El sueño de todo piloto. Sólo la rivalidad entre Prost y Senna ha dejado en un segundo plano su protagonismo en la historia de la Fórmula 1, de forma totalmente injusta.

Hamilton resucitará el McLaren de Senna

Ahora será Lewis Hamilton quien se sentará en ese habitáculo que huele a champagne, a euforia, a celebraciones y a risas. Pero, también, a rivalidad. La competitividad entre Alain Prost y Ayrton Senna se asemeja a la nacida entre el primero y Niki Lauda, en su época. O, más recientemente, entre el propio Hamilton y Fernando Alonso. Es el problema de sentar a dos genios del volante en el mismo y arrollador modelo: con semejante maquinaria, nadie quiere ser segundo.

Lewis Hamilton, al igual que Fernando Alonso en su día, asegura admirar al genio brasileño tristemente desaparecido hace ya quince años. Cuando Ayrton Senna ganó su primer título con el MP4-4, Lewis Hamilton sólo tenía dos años. Entonces nadie podía ni tan siquiera intuirlo, pero él iba a ser el futuro de McLaren. Su arrogancia sobre la pista, sus maniobras al límite, sus adelantamientos casi imposibles y la defensa a ultranza de su posición en cada maniobra le han llevado a saborear las mieles de la victoria. Quizá alguno vislumbre en él el lejano recuerdo del añorado Ayrton. Este año, por lo menos, podremos verle a los mandos del MP4-4 en el festival de la velocidad de Goodwood. Hamilton hará realidad uno de sus sueños, pues Senna es uno de sus ídolos. De hecho, la Lewis Hamilton Foundation (LHF) será la organización caritativa oficial del festival de este año. La LHF trabaja para mejorar la vida de los niños y jóvenes que viven en la pobreza o padecen alguna enfermedad grave en todo el mundo. El espíritu de Ayrton Senna, que también tenía su propia asociación no lucrativa, el Instituto Ayrton Senna (que continúa trabajando en la actualidad), resucitará para deleitarnos con toda la magia de uno de los protagonistas mecánicos que han marcado la historia de este deporte

F1.com


Traigo este artículo porque hamilton va a hacer algo bueno, en una labor benéfica y porque trae las especificaciones del mítico MP4-4 y me gustaría que os fijárais de la importancia del agarre en el alerón trasero, en un año que está en entredicho para varias escuderías y es que esos difusortes y algún artilugio que se han visto buscan eso precisamente, hay que ganar tiempo en las curvas lentss y estabilizar el coche, eso fue muy importante en ese coche que sorprendió a todo el mundo, la suma de puntos de los dos coches de McLaren, fué solamente inferior en tres puntos la la suma de todos los demás coches. muy bien por la labor de la LHF, me emncanta saber que está en eso.

2 comentarios:

pro_magicalonso dijo...

Menos mal, a ver si poco va cambiando para bien. Un abrazo

silvo dijo...

es muy difícil que lo haga, pero van tres veces que me sorprende y me alegro por ello

un fuerte abrazo pro_mágica