miércoles, 21 de enero de 2009

Alonso, a la medida de Sastre





En Vila Nova de Cacela, en pleno Algarve portugués, a sólo 22 kilómetros de Ayamonte y del paso fronterizo sobre el Guadiana, se encuentra el Robinson Club Quinta da Ria. Es uno de los paraísos de sol y golf que salpican el Portugal más enfocado al turismo. Los empleados se mueven sin hacer ruido, como deslizándose por las enormes estancias. Un remanso de paz que invita al retiro en medio de una región que recibe visitantes del centro y del norte de Europa durante todo el año. «Aquí no utilizamos dinero, señor», advierte la camarera después de servir un par de capuchinos. Imposible pagar sin que aparezca un huésped para anotarlos en la cuenta de la habitación. ¿Y los bollos? «Son por cuenta de la casa, caballero». Se llama María, es gallega y seis meses empleada en el negocio le han bastado para contagiarse del karma marca de la casa. «Da gusto hablar con españoles, aquí son todo alemanes o ingleses», dice María con un acento gallego contaminado por el deje portugués y el terciopelo que se le agarró a la garganta tras unos años en las islas Canarias. Cuando se le avisa de que Fernando Alonso se acaba de ir de allí en bicicleta, le cambia el gesto. «¡Quiero conocer a ese hombre!», exclama desprovista de la cortesía corporativa. En efecto, el piloto de Fórmula 1 había estado por allí no hacía demasiado y en ese momento surcaba las carreteras secundarias de la zona camuflado en el pelotón del equipo Cervèlo. En total, 110 kilómetros a rueda de Carlos Sastre. Amante del ciclismo y compañero habitual de Samuel Sánchez, Benjamín Noval o Chechu Rubiera en los inviernos asturianos, aceptó la invitación del último ganador del Tour para entrenarse junto al equipo suizo. «Ha sido un encuentro muy agradable, cuatro horas muy intensas. Me ha sorprendido lo fuerte que anda en bici», confiesa Sastre, orgulloso de una amistad nacida la pasada Navidad, durante el partido contra la malaria que organizaron Nadal y Casillas. Alonso ni siquiera torció el gesto cuando una intensa pero breve tormenta amenazó la continuidad de la actividad. «Hoy tenemos un invitado. Fernando Alonso se entrenará con nosotros, así que vamos a enseñarle cómo se trabaja aquí y a darle un día duro». En el aparcamiento ajardinado del hotel, Jean Paul van Poppel, el sprinter que luchó a cara de perro con Abdoujaparov por el cetro de la velocidad en los años noventa, impartía instrucciones a voces. «El mismo recorrido que ayer. Dos horas y media por la mañana, y bici de contrarreloj por la tarde». Van Poppel es el director de un equipo con licencia Pro Tour que busca en el sur de Europa sol para la pretemporada. Cervèlo, reconocida marca de bicicletas de competición, ya mantenía una exitosa escuadra femenina y era proveedora del CSC. «Veían cómo otros administraban el dinero que ellos ponían y se han decidido a dar el salto», confiesa uno de los auxiliares españoles. «Menudo madrugón, ¿eh?». Fernando Alonso apareció por el hotel a las nueve y media de la mañana, a poco más de 100 kilómetros del circuito de Portimão. A esa hora, Nelsinho Piquet ya rodaba con el R29 y sufría las primeras averías, habilitado sólo para nueve vueltas en toda la jornada. Las bicicletas rojinegras del Cervèlo lucían impecables apoyadas en un murete junto a la entrada, a 6.000 euros la unidad. Sale Alonso. Le faltan los borceguíes de ciclista. Se retira a un lugar discreto y, siempre en compañía de Fabrizio Borra, fisioterapeuta, confidente y hombre para todo, termina de equiparse. «¿Aguantarás»?, le preguntan. «A ver, no será tanto como el Angliru, ¿no?», responde. A una distancia prudencial, Luis García Abad, representante del piloto, observa la escena. No le termina de convencer el asunto, demasiado riesgo cuando hoy y mañana deberá hartarse a kilómetros en el R29. Pero el bicampeón es así. El pasado domingo, recién llegado a Portimão, corrió una hora por los alrededores del hotel. En bicicleta se le calculan este invierno casi 2.000 kilómetros. Esto explica el nuevo perfil que lució, fino, estilizado, casi escurrido, con tres kilos menos de sus 70 habituales. El culote negro y la pernera larga ajustada acentúan su delgadez. «A ver cómo va la cosa», musita mientras se compone de riguroso luto, salvo el casco blanco. Alonso ya no se separa nunca de su bici. Una Colnago blanca, con su nombre en el cuadro, casi imperceptible. La lleva a todos los viajes y la saca a pasear en cuanto puede. Es parte del nuevo plan. Los 40 kilos del sistema Kers pesan demasiado en un monoplaza que no puede pasar de 605, piloto incluido. Por eso los ingenieros agradecen cada gramo de menos. Con Fabri, Alonso ha trabajado este invierno grupos musculares que tenía abandonados. Mucha bici, carrera a ritmo de media maratón y fútbol y tenis para completar. «Venga, una foto con Fernando». Sastre ejerce de jefe de filas, un papel que Alonso sabe representar, y le invita a saludar al patrón, uno de los dueños de Cervèlo, Phill White, que acribilla a preguntas al piloto en menos de un minuto. Le presenta a los otros ciclistas, entre ellos españoles como Íñigo Cuesta, José Ángel Marchante y Xavier Florencio. Hechas las presentaciones, no quedaba más que ponerse en marcha. «Prepárate, que iremos fuerte», avisó Sastre. Y Alonso se ajustó el casco y asintió.


lne


es capaz de aguantar el ritmo de los ciclistas, al menos, por lo que se desprende de este artículo de Álvaro, no estaba asustado, qué gran compañís para ese entreno, Fernando hubiera sido ciclista si no fuera porqque apareció el kart en su vida, y habría sido bueno, como futbolista ya hemos visto también. Con samuel ha hecho muchos kilómetros con Chechu también, está en forma y va a por el tercero, esta vez sí, se acabaron dos años que ha perdido por la mala cabeza de Ron.

4 comentarios:

Hanna dijo...

El nuevo coche le ha exigido a Fernando ponerse a dieta para perder kilos. No es la primera vez que se entrena sobre una bici, con Samuel Sánchez se ha llegado a pegar palizas de 100 kilómetros por las carreteras de Asturias. Como tu bien dices está en buena forma para ganar el tercero. SALUDOS

pro_magicalonso dijo...

Es un crack en todo los sentidos. Un abrazo

silvo dijo...

Está en forma, no se descuida, eso es parte de su éxito Hamma, la próxima vez que vea a samu corriendo con alguien voy a tratar de identificsr de quien se trata ajja.besos

silvo dijo...

Lo es :-)

Un fuerte abrazo y un beso pro_mágica