Inabordable sobre el 'cemento', indestructible sobre la tierra batida. Novak Djokovic ya no entiende de rivales ni de superficies. Le da igual el frío o el calor, el día o la noche. Hoy actúa con la frialdad de un asesino en serie, una nueva cualidad que añadir a su enorme arsenal. En la final de Madrid perpetró su último asesinato. Se coló en casa del enemigo y aniquiló a su rey, el más temido, en su reducto de 'arcilla'. El trabajito le llevó menos de lo esperado. Dos sets, largos, sí, pero dos sets (7-5, 6-4, en dos horas y 16 minutos). [Narración y estadísticas]
Con este triunfo, el 34º consecutivo, el serbio suma su sexto título del curso, el 24º de su carrera, el octavo Masters 1.000 y le descontará a Nadal 1.400 puntos en el ránking. Con este golpe, el tercero que inflige en 2011 al balear, el tercero en una final, 'Nole' reclama el trono del tenis mundial.
Altitud de Madrid, condiciones más rápidas. Era el lugar, el escenario ideal para perpetrar el crimen. No en Montecarlo, al nivel del mar. Era en Madrid, donde hace dos años encontró el camino. Le faltaba la fe. Ya la tiene, una confianza absoluta ganada en la final de la pasada Copa Davis y aumentada en los cinco primeros meses del año con títulos en cuatro continentes. Ni una derrota. Tres triunfos ante Nadal en tres finales (Indian Wells, Miami y Madrid), dos ante Federer (final de Dubai y semifinales de Indian Wells) y uno ante Murray (final de Australia).
El tercer mordisco del año al número uno transcurrió, al contrario de lo esperado, con menos sobresaltos que en el 'cemento' estadounidense. Es como si Djokovic se hubiera acostumbrado a derrotar a quien antes no sabía cómo o no se atrevía. Nueve veces había caído ante él en una pista de tierra en los mismos encuentros. Esta vez fue muy distinto. Ya en el primer 'break', en el segundo juego del partido, se vio a otro tenista distinto del del año pasado. No por el revés cruzado a la línea, ángulo corto, con el que machacó a Nadal una y otra vez y que le proporcionó la ocasión, sino por la paciencia demostrada después. No atacó la bola a la primera ocasión que tuvo sino que cocinó el punto a fuego lento hasta concretar la ruptura.
Nadal entregó su saque en tres ocasiones en ese primer parcial. Sufrió toda la tarde, al servicio y al resto. Demasiado alejado de la línea, entregó a su oponente el centro del rectángulo y retrocedió más metros de lo aconsejable. Así, un huracán balcánico se adelantó 4-0 tras un 15-40 inicial a favor del español en el primer juego del encuentro.
Se agarró entonces a la pista el campeón, reaccionó como se esperaba de él para equilibrar el set, pero de nuevo Djokovic demostró que en este 2011 cuenta con una marcha más. En una hora y nueve minutos resolvió la primera manga. Con la misma autoridad, con su revés como un arma inteligente, teledirigida, reaccionó al 'break' inicial de Nadal, que pronto comprendió que hoy, aunque el ránking diga otra cosa, hoy es el número dos del mundo.
elmundo
Ahora mismo Nole es casi invencible así que solamente queda felicitarle y a Rafa por el empeño que pidso, eso 4-0 del comienzo que ha sabido inutilizar, ante este Nole que parece invencible tiene mucho mérioto, felicidades a los dos a Rafa por seguir siendo un campeón y a Nole porque ahora se lo cree y es un peligro
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