Dietrich Mateschitz sabe bien lo que es que la diosa Fortuna te sonría. Hace 28 años emprendió una apuesta arriesgada invirtiendo 392.000 euros (medio millón de dólares de la época) y ahora cada ejercicio factura cerca de 3.800 millones de euros vendiendo latas de Red Bull. El negocio marcha y la Fórmula 1 ha pasado a ser uno de sus grandes divertimentos que, además, también le ha generado pingües beneficios, ya que su escudería lleva dos años dominando el Mundial tanto en la general de pilotos como en la de constructores.
Sin embargo, en 2012 el monopolio energético ha sido sustituido por la igualdad y la alternancia y el 197 más rico del mundo, según la lista Forbes, reconoce que disfruta como espectador pero que los Pirelli resultan demasiado impredecibles: "Los cambios de normativa antes de iniciar el Mundial 2012 han acercado mucho a los grandes equipos. La F-1 es más emocionante y más imprevisible que nunca, pero todo el mundo tiene que aprender de nuevo sobre F-1. Averiguar cómo trabajar con los Pirelli se ha convertido en una especie de lotería, supongo que nadie realmente entiende estos neumáticos".
El multimillonario austriaco admite que, pese a que el líder es el bicampeón Vettel, el dominio azul en pista es un recuerdo del pasado, pero aún así Mateschitz apuesta por sus chicos: "Siempre tuve confianza en nuestro potencial y en el RB8 y todavía la tengo, no hay dudas". Eso sí, el empresario de 67 años avisa sobre un rival que aún no ha ganado, pero que está cerca: "Lotus es la gran sorpresa. La pregunta es cuánto tiempo serán capaces de mantener este ritmo de trabajo de desarrollo. Si lo pueden hacer, serán un rival a tener muy en cuenta".
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Ahora será una lotería pero el pasado año era un paseo, tiene más emoción la situación actual, Lotus elmpasado año se vino a menos, veremos este
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