jueves, 29 de abril de 2010

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Desde el campamento 4 (7.100 metros) del Annapurna, Juanito Oiarzabal ha confirmado la muerte de su compañero Tolo Calafat quien no ha podido sobrevivir una segunda noche a la intemperie a 7.600 metros en la cara norte de la montaña.

Víctima del agotamiento y un edema cerebral, el mallorquín fue incapaz de alcanzar la seguridad del citado campo de altura durante la noche del pasado 27 de abril.

Durante la bajada de la cima, que alcanzó la citada jornada a las 15.45 locales, un horario excesivamente tardío para una cumbre de ochomil metros, Tolo Calafat empezó a mostrar síntomas de su mal. Su excesivo retraso en el descenso, hizo que sus dos compañeros se parasen a esperarle durante dos horas.

Finalmente enviaron a uno de sus dos sherpas a buscarle.

Calafat se extravió en la bajada
Algo después contactaron por medio de los walkies, señalando el mallorquín que se encontraban extraviados, pues para entonces ya había caído la noche en el Annapurna.

Ya en el campamento 4, Oiarzabal y Pauner, a donde llegaron al filo de la medianoche con congelaciones y leve ceguera, mantuvieron contacto con Calafat durante toda la noche. A la seis de la mañana siguiente, Sonam, el sherpa alcanzó el campamento, señalando que en un momento dado, y durante la bajada de la noche anterior, Calafat se tiró al suelo diciendo que no podía continuar, que subieran a rescatarle.

Ningún intento posterior pudo hacer que Tolo se levantase, lo que indica la gravedad del edema que sufría. Para ayudarle, Pauner y Oiarzabal enviaron de nuevo al heroico Sonam al lugar donde yacía Calafat con una tienda, un saco, medicinas y un infiernillo para hacer agua.

"Dio la casualidad de que había un helicóptero preparado, que se posó incluso en la cumbre de Everest, pero llegó tarde, con tiempo cambiante. Hoy a las 6.00 ha salido un primer vuelo que ha llegado hasta los 8.000 metros y lo han buscado, pero no lo han encontrado", ha explicado Oiarzabal.

6.000 euros para que subieran
"Les hemos ofrecido 6.000 euros a cada uno para que subieran, pero ninguno ha tenido cojones para hacerlo", se lamentaba ayer mismo Juanito desde el campo 4.

Oiarzabal, además, ha sido muy crítico con la alpinista coreana que acaba de convertirse en la primera mujer en coronar los 14 'ochomiles': "Se está perdiendo la solidaridad en la montaña. Los sherpas de la coreana se podían haber mantenido arriba, pero no lo hicieron".

El montañero ha confirmado que no habrá un rescate del cuerpo de Calafat: "el cuerpo de Tolo se quedará ya en los 7.600, que es donde está".

Durante las más de 24 horas que ha durado la agonía del montañero, Oiarzabal ha mantenido un intenso contacto con su compañero por medio de los walkies, comprobando el alavés el progresivo deterioro de su amigo.

El helicóptero de Air Zermatt, el equipo de rescate que por primera vez está funcionando en el Himalaya y que es el único capaz de alcanzar alturas tan tremendas, intentó este miércoles por la mañana llegar hasta el accidentado. Las nubes que cubrían parcialmente el Annapurna se lo impidieron. Esta madrugada iba a hacer un segundo intento. La muerte de Calafat lo ha impedido.

Había un plan B preparado por si el helicóptero no podía despegar. En el campamento 4 estaba Horia Colibasanu, el heroico rumano que hace dos años aguantó cinco días a más de 7.000 metros en esta misma pared, la agonía del navarro Iñaki Ochoa de Olza.

Estaba dispuesto a subir a ayudar a Calafat, a pesar de haber logrado a su vez el Annapurna la víspera. También iba a partir a las alturas, para subir 3.000 metros de una tacada desde el campo base, el médico y alpinista asturiano Jorge Egocheaga.

Una bajada de extremo peligro
Carlos Pauner, Juanito Oiarzabal y el rumano Horia Colibasanu sólo han bajado cuando han certificado que su compañero estaba sepultado bajo la nieve.

El mal tiempo se ha instalado en el Annapurna, los españoles están extremadamente cansados y con congelaciones y síntomas de ceguera. La ruta normal de la montaña es una ratonera, incluso con buenas condiciones. Por ella se esfuerzan en descender los dos sherpas de los españoles.

Los aludes barren con frecuencia el camino y ayer mismo, mientras descendían algunos de los que subieron a cima, una enorme avalancha cayó desde lo alto. Simplemente el aire que levantaron los millones de toneladas de hielo y nieve, desplazaron varios metros la tienda de campaña donde descansaban Egocheaga y su compañero Ramos que, afortunadamente no tuvieron más daños que el enorme susto.


elmundo

Es una pena pero la montaña sigue cobrándese vidas, Tolo no ha podido aguantar así que descanse en paz, aquí hay un hombre esfoorzado el sherpa al que quiero destacar de esta historia, ha realizado un esfuerzo sobrehumano, descanse en paz Tolo

4 comentarios:

pulguitaatodogas dijo...

Otro trágico final y otro montañero que quedará para la eternidad en la montaña que era su pasión. Una pena.

silvo dijo...

Es lo que les gusta, saben el riesgo que corren, pero mejor que sigan disfrutande de su afición, si una pena, saludos Jon

pro_magicalonso dijo...

Una verdadera pena, que descanse en paz

silvo dijo...

Triste
Un fuerte abrazo pro_mágica