Campeón mundial en Vancouver (2008) y Budapest (2010), Gómez Noya llegaba al circuito de Hyde Park con la obligación de cruzar la meta en primer lugar para conquistar su tercer mundial. Obligación derivada de los resultados de las siete pruebas previas en las que el gallego y los hermanos británicos se repartieron todas las victorias. Un duelo a tres bandas ya vivido en 2012, en idéntico escenario, con el oro olímpico como premio y donde los Brownlee hicieron un sandwich con el ferrolano para colgarle al cuello la amarga plata.
Un desenlace similar podía intuirse tras el primer tercio de la prueba, con el tándem inglés amasando 13 segundos de renta al cambiar el agua por la bicicleta. Sobraban razones para la tranquilidad de Alastair, líder antes de la prueba, máximo favorito y con el único escudero del que fiarse a su lado. Cómo imaginar que esa fina lluvia tan londinense, tan británica, obligase a no jugársela, a no especular ni arriesgar lo más mínimo dando la oportunidad al español de engancharse a su rueda sin dar un sólo síntoma de debilidad hasta la misma línea de meta a pesar de sus repetidos intentos por romper el grupo de cabeza.
No se reduciría el grupo hasta que Alastair, víctima de sus problemas en un tobillo, tuvo que pararse -terminó cuarto a 54 segundos- y dejar a su hermano menor en un cara a cara que no podía ganar. "He trabajado mucho el sprint estos días porque sabía que podía haber un final así. He tenido mi mejor día de la temporada". Aún jadeante, Gómez Noya explicaba cómo había sido posible tal explosión final, tal punta de velocidad, pues fue en esos 200 metros finales donde el español remató la carrera, y el mundial. Un éxito pleno en casa del 'enemigo' que Mario Mola redondeó con una tercera posición en la prueba que también le valió para ser tercero en la clasificación mundial, justo por detrás de Jonathan, justo por delante de Alastair.
elmundo
Felicidades campeones!!!!
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