Dice el padre de la criatura, que no es otro que el señor Hermann Tilke: "Justo al final de las rectas de salida y de meta, de repente aparece una colina, por lo que al piloto le da la sensación de que se va a estrellar contra una pared. La primera curva se toma a ciegas; a muchos les pillará desprevenidos". Así se explica el alemán, ingeniero mayor del reino de la Fórmula 1, en la revista de otoño de Mercedes-Benz. Se refiere al Circuito de las Américas, el trazado que se estrena este fin de semana en la F-1, una joya que regala a los aficionados un final de recta con una pendiente en torno al 15% que desemboca en una curva a ciegas de izquierda. Nada más afirmar eso, lo del vértigo, lo de la sensación de "estrellarse con una pared", el entrevistador le pregunta a Tilke: "¿Eso le hace sonreír?". Y él contesta: "Claro. Nos gusta desconcertar a los pilotos. Ya hemos visto que ocurre así en el simulador de McLaren".
Simuladores... Eso es a lo que se agarran, hasta que no estén sobre el terreno en la texana Austin, los protagonistas del Mundial más emocionante que se recuerda. Se vuela a más de 300 km/h al paso por la línea de meta y el monoplaza se lanza en esa pronunciada rampa hacia la Curva 1, donde el tiempo se detiene a 100 km/h. De impresión. "Es mi curva favorita. Creo que invita a la acción, seguro que a muchos adelantamientos", afirmaba Mario Andretti, quien tuvo el honor, junto a Jerome D'Ambrosio, de estrenar el circuito el pasado octubre a los mandos de un clásico, el Lotus 79 Cosworth. A Andretti, campeón del mundo de 1978, le corresponde el honor de ser el único estadounidense en haber subido a lo más alto del podio en un GP en su país. Este año, al menos, no le echarán de los libros de historia, no hay norteamericanos en la parrilla.
La Curva 1 es el gran ingrediente de un plato que tiene otros muchos atractivos: una zona de enlazadas (primera parte del circuito) que recuerda a la secuencia Maggots/Becketts de Silverstone, una especie de Curva 8 de Estambul Park pero en este caso invertida (entre las curvas 16 y 18), una pizca del sector del estadio de Hockenheim (entre las curvas 12 y 16)... Sobre el terreno por el que hace apenas un año cruzaban las serpientes de cascabel, se erige ahora un circuito que provocó más de un lío en la política de Texas y cuyo coste asciende a unos 230 millones de euros. Parece que ha merecido la pena. "La Curva 1, ese extraordinario pilotaje hacia los cielos... es fantástica", dice la interventora del estado, Susan Combs. Es otro modo de volar hacia ese título por el que suspiran Alonso y Vettel. A 300 km/h. Y luego a ciegas
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Tilke construía circuitos planos amplios y con un poco de todo zonas de rectas y curvas de todo tipò pero nos satisfacían más ciertos circuitos clásicos, aquí ha intentado que haya un poco de todo, hasta cuestas (la de la curva 1 de impresión), y veremos el resultado
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