Rafael Nadal se proclamó campeón de la 60ª edición del Conde Godó tras vencer en la final a David Ferrer. Se trata del séptimo cetro del balear en la Ciudad Condal, el 34º sobre tierra batida en su carrera y el 48º individual en un palmarés que sigue engrosando temporada tras temporada.
Rafa Nadal acumula 33 victorias consecutivas (y 32 sets seguidos) en Barcelona. La última, ante David Ferrer por un marcador global de 7-6(1) y 7-5 tras dos horas y cuarente minutos de juego en un choque disputado en una abarrotada Pista Central del Real Club Tenis de Barcelona, le sirvió para defender título y conseguir su séptimo cetro en la Ciudad Condal. Es probablemente el mejor partido que se puede ver en la actualidad sobre tierra batida. Rafa y David, David y Rafa. Dos gladiadores que se desenvuelven a la perfección sobre el coso arenoso y que no dan una sola bola por perdida. No hay puntos gratis entre ellos. Ninguna final se encuentra en rebajas. En el Godó era la cuarta vez que se veían las caras con el cetro en juego, las tres anteriores resueltas favorablemente por el balear (2008, 2009, 2011). El partido comenzó con ambos jugadores trabados, arriesgando en exceso con el servicio y regalándose un break cada uno. Poco a poco el partido ganó en intensidad y en calidad, viendo la mejor versión de su tenis. Fue el de Jávea quien parecía tener el control del partido, mostrándose firme en los intercambios en el fondo de pista, evidenciando una gran frescura de piernas y sacando petróleo de una derecha que le brindó más de una ovación por parte de los 8.500 espectadores que disfrutaban desde la grada. Fue él, precisamente, quien pudo cerrar el primer acto tras más de una hora de acción, pero desaprovechó hasta cinco bolas de set en la antesala de la muerte súbita. Y quien perdona a un número 1 como Rafa lo acaba pagando. El tie-break no tuvo color y cayó en nómina de Nadal.
Nadal debutaba en el circuito profesional tal día como hoy en Mallorca hace diez años. El balear no pudo poner mejor guinda al pastel de su aniversario que con una victoria, otra, en una Barcelona que considera como su segunda casa. Sonaba el I will survive de Gloria Gaynor por la megafonía de la pista y parecía hacerlo en honor a un Ferrer que a pesar del mazazo sufrido en el primer acto no tiró la toalla en ningún momento. Nadó a contracorriente para remontar un 0-30 y un 0-40 antes de ceder nuevamente su servicio, desventaja que recuperó de inmediato. Cualquier otro jugador del circuito hubiera hincado la rodilla en la arena ante un Nadal que, sin jugar bien, conseguía abrir brecha en el luminoso. No ante David. El tenis le brindó al de Jávea una oportunidad única para dilatar el partido. Una doble falta de Rafa le ofrecía la posibilidad de sacar para apuntarse el set, pero desaprovechó la opción. Los nervios le pesaron como una losa, la cercanía al set le produjeron vértigo y la muñeca, que hasta entonces le habían brindado puntos mágicos, se atenazó ante la situación. Ahí entró en acción el factor mental y en eso Rafa es un líder nato. Supo leer el momento del partido, dio un paso al frente en la pista, arriesgó con su derecha y sobre todo con su revés y acabó cerrando el duelo con un break en blanco.
Los números de Nadal son increíbles. No sólo firma un 93% de victorias sobre tierra batida, su superficie, sino que además ya son 34 los cetros (8 Godós) que guarda en sus vitrinas conseguidas en este tipo de tapete. El balear se queda a un suspiro de los 40 entorchados de Thomas Muster y a 11 de los 45 de Guillermo Vilas, quienes por ahora lideran esta estadística.
Marca
Bravos campeones, David ya debe estar hasta más arriba de perder con Rafa pero es que se trata de un campeonísimo y Ferrer es pelea, lucha y calidad, ENHORABUENA A AMBOS
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