Acudió la tragedia precisamente el día del recuerdo de otra tragedia. Así de cruel fue la muerte de Doriano Romboni, más sangre sobre el asfalto, aunque en su caso hacía ya tiempo que había colgado el casco. Se lo colocaba cada año para homenajear a Marco Simoncelli, como tantos otros pilotos y ex pilotos. Maldito destino el que tiñó de negro el SicDay.
Seguramente Romboni, profesional desde 1989 a 2004, se creía ya fuera de peligro. No es fácil para un piloto convivir con el riesgo, ser consciente de que en cada curva se esconde lo imprevisible. Tampoco les resulta sencillo retirarse, olvidar para siempre la adrenalina de la competición. Con 44 años todo eso quedaba ya atrás para Doriano. Se trataba de disfrutar, de dedicar la jornada benéfica de Supermotard a la memoria de Simoncelli, caído fatalmente en Malasia un 23 de octubre de 2011.
Pero en la curva 12 del trazado de Il Sagittario, en la localidad italiana de Latina, aguardaba la fatalidad, la crueldad de la muerte de un piloto el día que se recordaba la de otro. Tan brutal que la estampa de Romboni tendido sobre el asfalto se parecía demasiado a la de Sic en Sepang, como una fotocopia. Ambos fueron atropellados tras perder el control de sus motos.
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Nos entristeció lo de Simoncelli, era especial, y ahora debemos lamentar este fallecimiento, descanse en paz Romboni, mi pésame a familia, seres queridos y amantes de las motos
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