Massa: "No estoy por la labor de que haya problemas con Fernando, Ferrari no lo permitiría"

Con la gorra de Ferrari bien calada, chaquetilla roja del equipo y vaqueros, Felipe Massa entra en la diminuta oficina de la escudería en Jerez. El ordenador de Luca Colajanni, el jefe de prensa del equipo, escupe «reportes» con todo lo que se publica sobre la casa en medios de los cinco continentes. El piloto saluda y sonríe. El apretón de manos, ni muy firme ni demasiado blando, desvela que son inusualmente pequeñas para lo habitual en tipos que viven con un volante entre las manos. Viene de su camerino, al otro lado del autobús que hace las veces de cuartel general en los entrenamientos. El brasileño se está machacando en la pretemporada. Volvió a nacer el 25 de julio pasado, cuando el destino le dio una vida extra después de un accidente escalofriante. Se siente más fuerte, con más cabeza y quiere ya su primer Mundial. Asegura en la entrevista con LA NUEVA ESPAÑA que no tiene la más mínima intención de enemistarse con el asturiano. Que eso no se le hace a Ferrari, donde le miman como en su propia casa.

- Lleva más de seis meses fuera de las carreras y mucho tiempo preparándose para el regreso, ¿se siente ahora más fuerte?

-Mentalmente, sí; pero pilotando no notó grandes diferencias. No he cambiado mi forma de conducir, pero sí tengo más fuerza mental.

-¿Se aprende algo de una experiencia así?

-Fue una lección de vida para mí.

-¿Es religioso?

-Sí.

-¿Y qué pensó de aquello desde ese punto de vista?

-Que no era el momento de irme y que me daban la oportunidad de seguir con vida, con mi profesión, con mi familia. No era mi momento.

-No oculta su admiración por Michael Schumacher, ¿es como un hermano mayor para usted, como un padre?

-No, un padre no. Sí podría ser un hermano mayor. Crecí como piloto a su lado y tenemos una buena amistad.

-¿No se ha enfriado su relación?

-En absoluto. Es igual que antes. Tanto en Valencia como en Jerez ha venido a comer conmigo, pero si en la pista tenemos un día un problema iré a pedirle explicaciones cuando baje del coche.

-Pues muchos pilotos aseguran que en la fórmula 1 no hay amigos...

-Yo tengo unos cuantos. Rubens (Barrichello) y Lucas di Grassi, por ejemplo (son los otros brasileños de la parrilla). Eso no quita que les quiera vencer. Igual que si compito con mi hermano, no le permitiría que me ganase. En las carreras quiero ser el primero y no miro si los otros son amigos o no.

-Hace ya un más de mes que Fernando Alonso es su compañero, ¿qué tal con él?

-Bastante bien. Hemos hablado mucho y nos parecemos bastante.

-¿Piensa que hay gente interesada en que ustedes dos no se entiendan?

-Cuando leo según qué cosas me río, porque sé que son inventadas. Hay un gran ambiente en el equipo, y yo no estoy por la labor de que haya problemas. Ferrari no lo permitiría.

-¿Ya se conocen mejor?

-Lo más importante es que vamos en la misma dirección. Nuestra forma de trabajar no es completamente diferente y tenemos opiniones similares.

-¿Y cómo es Alonso con usted?

-Me ha sorprendido positivamente. Es un tipo muy inteligente, que conoce cómo trabajar en equipo y aprende rápido. Me parece una persona tranquila, con los pies en el suelo, pero, sinceramente, nunca había pensado que el trato no sería fácil.

-¿Sabe de dónde es?

-De Oviedo, ¿no?

-¿Le ha contado algo de su tierra?

-Bueno, que es una ciudad pequeña y que está lejos de Madrid y Barcelona. ¿Es verdad que Ronaldo tiene allí un restaurante?

-(...)

-Me ha dicho que vaya a comer si estoy algún día por allí.

-¿Tiene amigos futbolistas?

-Alguno. Kaká, por ejemplo, así que en España soy del Real Madrid.

-¿Y en Brasil?

-Del São Paulo.

-Hablando de Brasil, ¿cómo era su vida allí de niño?

-Vivíamos a 200 kilómetros de São Paulo, en una ciudad pequeña, en el campo. Un sitio bonito y muy seguro. Siempre estaba al aire libre.

-¿Familia acomodada?

-No éramos ricos, pero la situación era buena, no pasábamos problemas.

-Si no fuera piloto...

-Terminé los estudios, pero el colegio no me apasionaba. Supongo que trabajaría con coches.

-¿Cómo empezó su relación con el motor?

-A los seis años tenía una pequeña moto. A mi padre le parecía peligroso y me encaminó al karting.

-¿Es cierto que repartía comida en el circuito de Interlagos para entrar a las carreras?

-A ver, más o menos. Yo ya era piloto, pero mi pase era sólo para el viernes. Mi representante tenía un restaurante y llevaba el «catering» al equipo Benetton. Yo conducía una vieja furgoneta y hacía el reparto. Luego me quedaba por allí todo el día. Estaba Felice, el chef que ahora lleva la cocina de Ferrari. Yo le decía que algún día me vería allí como piloto ¡Se pensaba que estaba loco! Tres años después llegué a la fórmula 1 y fui a verle para decirle que allí estaba, que había cumplido. El pobre ni se acordaba de mí.

-Ustedes hablan de Ferrari como si fuera una familia.

-Ningún equipo tiene nuestro ambiente, pero, ojo, no estamos aquí para reírnos y salir a cenar juntos. Nuestro trabajo es ganar carreras.

-¿Qué espera de esta temporara? ¿Tiene muchas esperanzas depositadas en ella?

-La verdad es que espero un gran año, pero todavía es pronto, debemos poner el coche a punto, y ahora es difícil saber cómo están los rivales. No sabemos con cuánta gasolina ruedan los demás, y puede haber mucha diferencia.

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Muy buena entrevista de Álvaro a Felipe, vemso que habla de que Fernando es inteligente, que no quiere problemas con él, que más o menos coinciden en la dirección de desarrollo que debe llevar el coche y un poco de su vida, lo de la furgoneta para estar en las carreras es genial, soy de Oviedo y no se que Ronaldo tenga aquí ningún restaurante