“En el GP de Australia podría ocurrir que ningún coche llegara a cruzar la meta”. Este vaticinio tan negativo, pero a la vez real y posible es de Roberto Dalla, máximo responsable del proveedor electrónico de la F-1 Magneti Marelli en ‘La Gazzetta’. El italiano lo justifica y explica: “Todos los equipos han tenido graves problemas en las pruebas. Conseguir las soluciones correctas nos llevará otros dos o tres meses. Hacerlo durante tres sesiones de entrenamientos invernales con sólo doce días en total era misión una imposible”.
Esta escasez de test unida a los graves problemas de los equipos en las pruebas, en especial los propulsados por los motores Renault, presagian un gran premio inicial difícil y que podría transformarse incluso en cáotico por un factor añadido, el combustible. Ahora los pilotos tendrán 100 kilos, 35 menos que en 2013: “El año pasado había una unidad hecha por McLaren que era el cerebro de todo. Pero ahora sólo tiene el control de una parte y el reto es conseguir que el motor, el turbo y los sistemas de recuperación funcionen como una orquesta. Además los pilotos deben conducir de tal manera que les llegue la gasolina para acabar el gran premio”.
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Esperemos que acaben algunos coches aunque a ver cuantps
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