Ciao", dijo y seguía su camino. Pero después se dio la vuelta, me cogió del brazo y resumió en pocas palabras el sudor que se había quitado después de la carrera: "Fernando, ufff... Fernando ha hecho una carrera extraordinaria, increíble. Hay que trabajar". Y ya sí, Stefano Domenicali, despeinado, gafas de pasta de diseño y educación exquisita, se metió dentro de la caseta de Ferrari. Ya era de noche en Albert Park, pero decenas de aficionados seguían esperando bajo las banderas la salida de los héroes del GP de Australia.
Varios con banderas españolas coreaban el nombre del piloto que esconde las vergüenzas de una escudería legendaria, que está dejando sus mejores momentos en el lugar de los olvidos. Y además salva cualquier revolución, quizá necesaria donde las cosas no son como se pensaba, donde las promesas se mezclan con las excusas y la vida sigue igual. Ferrari sólo tiene una certeza, su única verdad se llama Fernando Alonso y sobre ese eje quizá puedan construir el porvenir. Pero tiene que ser ya, para ayer como dicen los jefes exigentes.
El español fue quinto ayer en la primera carrera del año, un resultado que no merece su categoría como deportista universal. Fernando evitó el ridículo de un equipo que debe y puede mejorar urgentemente para ofrecer, de una vez por todas, un coche competitivo al mejor piloto de la actualidad. Porque sólo Alonso hace soñar con un futuro mejor, sólo este español de mirada al frente y talento divino puede ser quinto con un coche que es el sexto de la parrilla en estos momentos, que está un segundo y medio por vuelta por detrás de los mejores y que destroza los neumáticos sin remisión. Así son las cosas. Hubo momentos en los que hizo pensar en un podio que hubiera sido tan milagroso como que los patos del lago de este parque volaran junto al F18 que se exhibió antes de la carrera. Pero pudo ser.
Y es que Alonso, duodécimo en la parrilla, hizo una salida espectacular y después se dedicó a devorar rivales hasta llegar más allá del límite y ahí se mantuvo agarrado a una liana que se iba deshaciendo a un ritmo imposible de detener si no es por la bandera de cuadros. Alonso se metió siempre por el sitio de los listos y cuando llegó hasta Sebastian Vettel hizo que los que lo veían emitieran un oooohh de asombro como la boca. Después llegó el coche de seguridad y mantuvo el tipo con Pastor Maldonado, sí, el venezolano de Williams, mientras por delante los chicos de azul y plata volaban con sus aviones.
Porque es posible que exista discusión sobre dónde está Ferrari, pero lo que es evidente es que McLaren y Red Bull son los mejores equipos ahora. Eso y que los Pirelli serán clave. Porque si la creencia generalizada es que Hamilton es uno de los mejores pilotos lo cierto es que ayer su compañero Jenson Button, excepcional en todo en la primera carrera del año, le dio una lección sobre cómo se gestionan los neumáticos con su estilo de violinista en el tejado. El campeón con Brawn se ha convertido en un piloto con una calidad inmensa y desde la salida dejó atrás a todos hasta el final. Sin opciones para nadie. Primera victoria, primer líder, vuelta rápida... Y Michibata sonriendo con su camiseta naranja de las victorias. Ellas dicen que además es guapo. Button el envidiado...
Segundo fue Vettel, botín de pirata para el campeón del mundo. Y Hamilton completó el podio. Ganad, ganad malditos... por detrás llega Alonso subido en un cochecito rojo. De momento...
As
Este artículo de Manuel Franco le suscribo, es lo que yo veo, no hay derecho Manuel a que en Ferrari (con Fernando) se esté así
2 comentarios:
No hay duda, alonso es quien lleva ese auto, saludos
Nadie sería capaz de tanto con tampoco no me cabe ninguna duda, besos silf1!
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