La primera decisión importante del sucesor de Stefano Domenicali llegó antes de este parón veraniego, cuando destituyó a Luca Marmorini como responsable de motores y depositó toda la confianza técnica en James Allison (con serios indicios de que Pat Fry también puede haber quedado relegado a un segundo plano, aunque desde Maranello han asegurado que no es así).
Cuatro meses después de su llegada a la Scuderia, el diario deportivo italiano asegura que Mattiacci centrará sus esfuerzos en cuatro aspectos bien definidos. El primero de ellos sería el de mejorar su unidad de potencia, precisamente el apartado que dependía de Marmorini, claramente inferior al que utilizan en Mercedes por disponer la compañía alemana de mucha más experiencia en tecnología híbrida.
La siguiente prioridad sería reducir los tiempos de respuesta en los procesos que se emprenden, tanto internos como los relacionados con proveedores externos. Mattiacci considera que ahora son muy lentos y ello limita su capacidad de reacción y evolución técnica.
Otro punto esencial para el nuevo jefe de equipo es incrementar la coordinación entre el departamento de motores y el de chasis, jugando en este desafío un papel esencial Allison. Mattiacci cree que en este sentido también se encuentran en inferioridad de condiciones respecto a sus rivales directos, cuando precisamente debería ser lo contrario: Ferrari aloja en sus instalaciones ambos departamentos, mientras que en los casos de Mercedes y Red Bull, por ejemplo, están incluso en diferentes países.
La cuarta revolución a la que se refiere La Gazzetta apunta a limitar el protagonismo de la fiabilidad. Mattiacci apuesta por una estrategia más agresiva en este aspecto: de nada sirve acabar todas las carreras (como ha hecho Alonso) si no se puede ganar ninguna de ellas. Un compromiso más realista con el rendimiento debería ser posible.
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Lo que sea pero Ferrarri debe tener un coche ya
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