Un abanico evidencia la apuesta por Armstrong

MADRID.- La última lucha intestina se escenificó en un abanico en las carreteras del Languedoc, a 30 kilómetros de la meta, en plena Costa Azul francesa, donde el viento partió al pelotón y por extensión al equipo Astana. Delante quedó Lance Armstrong, acompañado de dos compañeros, volando a rebufo de los 'galgos' del Columbia, que buscaban otra victoria de Mark Cavendish. Alberto Contador, despistado en una zona que se sabía peliaguda, se retrasó. Johan Bruyneel, en la encrucijada, apostó por el heptacampeón del Tour, que finalmente aventajó en 41 segundos a Contador y el resto de favoritos.

La presunta bicefalia en el Astana sólo ha sobrevivido a tres jornadas de Tour. La contrarreloj de Montecarlo demostró el notable momento de Contador, pero en la primera contingencia, Bruyneel no dudó en mandar trabajar a Haimar Zubeldia y Yaroslav Popovych a favor de Armstrong y en detrimento del madrileño.

El director belga guardó las formas durante unos minutos, abrigado en el tremendo potencial del Columbia. Rondaba la diferencia el medio minuto debido a la escasa organización por detrás. No parecía demasiado alarmante para Contador y Sastre, porque sólo un rato después cayó a los 20 segundos. Sin embargo, en ese momento, Bruyneel tomó cartas en el asunto y ordenó a sus dos hombres trabajar codo con codo para aumentar el hueco.

Y así sucedió en la meta de Le Grande-Motte, que aupó a Armstrong al tercer puesto de la general justo en la víspera de la crono por equipos de Montpellier. Tras esos 39 kilómetros podría vestirse de amarillo cuatro años después. Todo un aviso para las dos semanas restantes.

De momento disfruta de 19 segundos sobre Contador y 48 sobre Sastre, los dos últimos vencedores en París. El madrileño se quedó justo en el filo, como confesó en la meta Christophe Le Mevel (Française des Jeux), que marchaba a su rueda en el preciso momento de la aceleración. Ahora deberá hacer examen de conciencia y extremar las precauciones.

Por cierto, Mark Cavendish, escoltado por seis compañeros, conquistó su segunda etapa consecutiva, con la misma suficiencia que en Brignoles, esta vez ante la inútil resistencia de Thor Hushovd. Michael Rogers, secado el sudor en la meta, confesó en su 'twitter' que había sido el ataque colectivo más exigente en sus 10 años de profesional. Un ataque que supieron exprimir Bruyneel y Armstrong para fastidio de Contador.

el mundo

Bruynell dirá que tiene que jugar sus bazas pero no es normal lo quee ha hecho hoy, se corta el pelotón debido a los abanicos y kLance está en la parte delantera de la que tira el equipo de Cavendish en busca de la etapa, él estaba comn sus compañeros para que llegara bien al sprint, los equipos con sprinters tirando del ssegundo grupo, pero el director de equipo del Astana decide que dos comapñeros ayuden en el grupod elantero cuando ya estaban solo a 20 segundos y perdiendo terreno, eso hace qeu Lance le lleve ahora 19 segundos, no se puede tener al mejor ciclista actual y hacerle esto Bruynell, diga lo que quiera, pero quiere el Tour para "el resucitado". Lo único bueno es que solamente,d e los aspirantes a vencer al final, salvo sorpresa estaba delante.